El impacto de la plaga por gusano barrenador sigue afectando a los criadores de ganado de todo el país y los reportes de infecciones crecen día con día. El más reciente informe del Servicio Sanitario de Salud Animal (Senasa), del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), indica que ya se registran 4.075 casos.
Sin embargo, prevenir este problema puede significar una inversión de ¢55.000 entre medicamento y consulta, según Silvia Coto, presidenta del Colegio de Veterinarios.
Lo primero sería utilizar ivermectina, un medicamento cuyo costo ronda los ¢15.000, empleado para tratar parásitos en animales y que puede aplicarse en las zonas donde la mosca depositaría sus huevecillos, como heridas abiertas.
Estas lesiones son más comunes de lo pensado, ya que pueden lastimarse una pata al rozar los alambres de púas o cualquier otro objeto que los rasguñe. También el insecto puede colocar sus huevos en las mucosas del ganado: “en los ojos, en la nariz en la boca, en la zona de los genitales; ahí también, pues son zonas húmedas donde la mosca podría llegar a apostarse y poner los huevecillos”, explicó.
Soto recalcó que por eso es importante mantener la revisión constante en los animales, pues el gusano puede aparecer de un día a otro.
La doctora comentó que existen otros medicamentos preventivos que son un poco más costosos, como el doramectin, el cual tiene un valor en el mercado de entre ¢40.000 y ¢50.000 por frasco de 250 mililitros, lo que rinde para unas 25 vacas adultas.
COSTOS OCULTOS
Aunque estas medidas representan una inversión no planeada, pueden ayudar a disminuir costos a futuro, como la visita del veterinario que ronda los ¢55.000, pero también pueden encarecerlos por temas como distancia de la finca. A esto se debe sumar los insumos utilizados por el médico.
Pero esto no es lo único que significaría una pérdida para el dueño de los animales infestados, ya que una vez que sean tratados deben de someterse a un periodo de retiro porque mucho de este ganado, ya sea bovino, caprino, porcino o aviar, está destinado a la producción de insumos para ser consumidos por humanos, como carne, leche o huevos.
“En especial cuando son medicamentos desparasitantes o antibióticos, casi siempre tienen periodos de retiro que pueden extenderse una semana e incluso un mes y eso es una pérdida asociada en la capacidad de producción de una finca”, comentó.
En caso de no respetar ese periodo, por ejemplo, en la producción de leche, los recipientes que lleven el líquido de las vacas tratadas pueden contaminar el resto del cargamento y con ello provocar una fuerte sanción para el productor por parte de la empresa compradora. Coto enfatizó que, aunque se reportan más de 4.000 casos detectados, la cifra real podría ser de al menos el doble, debido a un subregistro.
